La palabra al servicio del diseño

Phinx Lab
8 min readNov 5, 2020

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El diseño es una construcción persuasiva, en la que el resultado visual es la conjunción de cientos de decisiones que exceden lo estrictamente gráfico. Conocer la importancia del proceso argumentativo como parte del proyecto gráfico, implica comprender que el diseño no se trata solo de gustos o tendencias estéticas, sino que es mucho más que eso…

Cada vez que nosotros, los diseñadores, abordamos un nuevo proyecto nos encontramos frente a un desafío, pero también ante la inmensa oportunidad de elegir entre un universo de posibles. Cada decisión que tomemos (o no) va a determinar la construcción de sentido dentro de un sistema mucho más amplio y rico.

En ocasiones, algunas de estas decisiones pueden parecer arbitrarias o caprichosas, o simplemente considerarse intuitivas. Por ello, como profesionales debemos estar preparados y contar con las herramientas necesarias no solo para anticiparnos a futuras críticas, sino también para poner en evidencia el valor de nuestro trabajo y lo que ello implica; los cómo y por qué llegamos a tales resultados y el aporte fundamental que representan.

“Me gusta o no me gusta, no sirve”.

Alejandro Lo Celso. Tipógrafo y diseñador de información.

Cuando encaramos un proyecto, lo único que separa el caos de la armonía es la palabra. Sí, la palabra. Porque cuando nos sentamos a idear, a plantear un partido gráfico o a generar un sistema complejo, tenemos que considerar de dónde traemos cada elemento, de qué universo de recursos lo extraemos y evaluar cómo va a ser la interacción entre ellos.

Es en la génesis de la propuesta en donde debemos, antes que nada, activar el mecanismo que nos va a facilitar el trabajo a futuro: el proceso argumentativo. Cada decisión que tomemos y articulemos va a sentar las bases que definan todo nuestro proyecto y que, a su vez, serán los pilares que sostengan las decisiones que tomemos a lo largo del camino creativo.

Cada uno de nosotros, como parte de una construcción socio cultural, no podemos permanecer ajenos al entorno, a las experiencias y conocimientos previos que tengamos sobre distintos temas; desde un proyecto de branding, o un discurso que se enfoca en generar sentido de pertenencia entre sus partes, o simplemente aquello a lo que apuntamos como profesionales (generar un diseño rico conceptual y estéticamente) para el diseñador, los argumentos que defina como propios, son el reflejo de un modo personal de entender la realidad… se dice que vivimos la realidad a través de un modelo mental.

¡Un segundo! No perdamos el hilo… ¿Qué es un modelo mental?

Son concepciones generales, que dirigen nuestros actos y que somos capaces de construir a partir de la experiencia. Con esto nos referimos a valores, creencias, normas y actitudes que forman parte de nuestra propia experiencia perceptiva y cognitiva pero también son el resultado de nuestra interacción con el contexto en que crecimos y vivimos.

Ahora, sabemos que todas nuestras decisiones van a estar en mayor o menor medida, condicionadas por estos factores y podemos decir que estos parámetros ayudan al diseñador a emular el paradigma de diseño, beneficiando la aceptación y adopción del producto; sin un argumento sólido, este camino se torna difícil y muy peligroso.

“Pensar: hacer algo aquí y ahora”

Un proyecto no se aborda desde un único enfoque, sino que debe apelar a distintos lugares del pensamiento según lo que el proceso persuasivo requiera. Pero aquí no nos referimos al lugar en el sentido de espacio cartesiano. En términos de Heidegger, el pensamiento es uno de los modos en que el hombre se da lugar para habitar; tal es el origen del conocimiento, articulación entre la teoría y la práctica. Saber hacer, hacer, como dar lugar, al saber.

Al pensar se llega pensando, dice Heidegger. Y para pensar hay que ser capaz. Para ello es necesario hacer lugar a “aquello que da que pensar”, y esto significa, que hay que hacer lugar a aquello que nos mueve y nos adviene como interrogación, como interpelación.

Existe hoy una práctica muy difundida que recurre al sentido común como respaldo persuasivo. Esto genera un cierto empobrecimiento de las prácticas proyectuales ya que carecen de un desarrollo sólido y estructurado y no explican los mecanismos de pensamiento que dan lugar al saber. Si Heidegger se refiriese a esta situación, podría decir que no se exploran los procesos que nos mueven hacia el saber, nos interpelan en busca de una respuesta.

Un diseño busca cambiar, moderar, enriquecer o mantener las creencias que poseen las personas desde antes que se lleve a cabo la comunicación con respecto a la intención persuasiva.

Unificar y que se siga entendiendo

“Los grandes diseñadores comprenden el poderoso papel que juega la psicología en la percepción visual” — Laura Busche. Estratega de contenido. Autodesk.

Antes de que entre en acción nuestra heroína la persuasión, el diseñador debe saber que los modelos mentales tienden a diferir entre sí. Por ello, existen reglas y leyes cuya aplicación nos asisten en la tarea de comunicar coherentemente… Porque no importa qué tan sólidos sean nuestros argumentos si quien recibe el mensaje no lo puede decodificar.

Dirigirse a un cliente dentro de un proyecto de identidad corporativa no demanda los mismos recursos que hacerlo hacia un cliente que enfoca su trabajo a la comunicación visual en un entorno social precarizado, donde quien recibe el mensaje cuenta con otras experiencias de vida y el contexto exige cierta sensibilidad discursiva.

El cerebro siempre trata de dar sentido al mundo, comparando experiencias previas o patrones visuales y conectando los puntos.

Los principios de la Gestalt siempre son actuales y nos ayudan a alcanzar estos objetivos; creando una experiencia agradable para los usuarios nos aseguramos el éxito en la comunicación.

Los diseñadores entendemos lo importante que es la psicología en la percepción visual. Sin caer en términos demasiado técnicos, la palabra Gestalt viene del alemán y, literalmente, significa patrón, figura, forma o estructura unificada.

En términos más simples, esta teoría se basa en la idea de que el cerebro humano intentará simplificar y organizar imágenes complejas que consisten en muchos elementos, a organizar inconscientemente las partes en un sistema organizado que crea un todo…

La Gestalt consiste esencialmente en la resolución de problemas comprendiendo la posición relativa de los elementos dentro del conjunto, la parte por el todo.

Entender los modelos mentales nos acerca a nuevos desafíos

La representación de la información se organiza a partir de un modelo conceptual, es decir, una abstracción externa del modelo mental que describe el conocimiento a tener en cuenta sobre el sistema. Por eso, un buen diseñador debe poder interpretar diferentes modelos mentales de los usuarios a los que se dirige, para que sus productos comuniquen adecuadamente su función, implementando un modelo de diseño.

Hasta acá, podemos decir entonces que la base de nuestra construcción son los argumentos, los distintos enfoques a abarcar por nuestro diseño están dados por los múltiples modelos mentales y que el modo de abordar toda esta información es decodificando, organizando y comunicando a través de leyes y reglas que asisten en la tarea de dar un sentido universal al mensaje.

Esto nos lleva a una etapa superior dentro del camino creativo, en la cual el diseñador plantea las posibilidades y limitaciones que surgen a partir de desarrollar un proyecto en el marco de un modo representativo u otro. Porque sí, existen distintos modos de presentar y representar una problemática según los puntos que decidamos destacar y los resultados que busquemos obtener.

En la actualidad, existen distintos modelos de diseño, dados por el grado de complejidad, instancias a focalizar, oportunidades de interacción y otros ejes de vital importancia.

Cuando decimos que la argumentación es una de las primeras herramientas que tenemos para trabajar en los cimientos de un proyecto, estamos aceptando que más allá de que un proyecto sea un desarrollo visual, es la palabra la piedra fundamental que respaldará cada concepto, cada decisión y cada posible interpretación. Sin la palabra, un diseño solo sería una pieza bonita, navegando en un mar estético, sin demasiado propósito.

Codiseño. Un modelo alternativo

“El Codiseño comienza cuando empiezas a ver el mundo a través de los ojos de los otros”. — C. West Churchman. El enfoque de sistemas y sus enemigos, 1979.

Como dijimos, podemos enfocar nuestro trabajo y su desarrollo desde distintos puntos según cuáles sean las necesidades. Y como creemos que la riqueza de un proyecto reside en gran medida, en la posibilidad del diálogo entre las partes, vamos a hablar de Codiseño.

Codiseñar nos ofrece la gran oportunidad de situarnos en una perspectiva diferente, conjunta, democrática y filosófica. Plantea que el rol de diseñador se aproxima al de facilitador dentro de un proceso colectivo donde todos diseñan. La asociación cooperativa, en tanto modelo alternativo favorece así un cambio de roles.

Al existir voces con lenguajes distintos entre diversos profesionales y diferentes usuarios, el diseñador deberá facilitar la comprensión siendo capaz de entender las necesidades de cada grupo y brindar las herramientas necesarias para hacer llegar el mensaje: deberá ser capaz de explorar, observar y generar puentes de comunicación.

Algunos tips para codiseñar:

  • Claridad y transparencia. Se debe ser claro en los objetivos a alcanzar. Eso evitará frustraciones en los participantes. Por ejemplo, en la especificación de los tiempos que se manejan en el proyecto.
  • Ser flexible. Cambiar de dirección si las circunstancias lo requieren, como así también si las actividades o herramientas no funcionan como se espera.
  • Reflexiones y preguntas. Fomentar el análisis de los participantes para conocer y desarrollar más a fondo su opinión.

El Codiseño ofrece la oportunidad de compartir distintas visiones, validar decisiones dentro de un amplio espectro y compartir experiencias inherentes al contexto y al sistema colectivo que generan valor agregado desde el punto de vista de lo social; hay que estar abiertos a otros modos de pensar el diseño, donde las riendas no las lleve un solo grupo de personas.

Podemos pensar el diseño desde un modelo flexible, donde las distintas miradas convivan y aborden una misma problemática desde puntos en apariencia opuestos, pero que comulguen por un bien mayor. “El todo es más amplio y rico porque es la suma de las partes” dirían nuestros amigos de la Gestalt.

Podemos decir entonces que, como generador de puentes entre distintos lenguajes, el Codiseño es un modelo no solo de trabajo, sino un entorno de intercambio vivencial, que nos acerca a otras realidades y nos da la posibilidad de ser el diseñador, un nexo, un puente y un líder.

Desde el momento en el que decidimos argumentar por un camino y no por otro, sentamos las bases estructurales para comunicar desde una perspectiva, tratando de llevar adelante el mensaje a todos, incorporando elementos funcionales que enriquezcan esta comunicación y que permitan la pluralidad de voces. Pero nada de esto sería posible si no tenemos en claro desde el vamos, qué camino vamos a tomar y cómo vamos de defender nuestro trabajo porque como ya sabemos, el argumento va a ser nuestra más poderosa herramienta al momento de construir sentido colectivo.

“¡No levantes la voz, mejorá tu argumento!” - Desmond Tutu. Premio Nobel de la Paz.

Autora: Mercedes Paz

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